No puedo evitar querer ser el siguiente juguete de Kris, cruel ama blanca. Sé que, si me lo ordena, iré de rodillas a ocupar mi lugar, temblando pensando en extinguir mi vida para proporcionarle placer.
Mi cabeza será una del montón, y Kris no se acordaré de mi, sólo esa noche se tocará y sonreirá al recordar mi cara de horror.
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